martes, 2 de agosto de 2011

El niño en el espejo

Era domingo, fui donde mi vecino Pablo a jugar, cómo siempre sus padres no estaban.

Había llegado su abuela, era vieja y de pasos lentos, con manos temblorosas producto del Parkinson. Llamó deprisa a Pablo con un movimiento de mano para que la ayudara a sentarse en una silla. Se quitó el sombrero de caña. Me miró fijamente. Me preguntó cómo me llamaba. A lo que respondí: Mi nombre es Luis, soy el vecino de Pablo, vivo al costado. Mientras me acercaba, de sus ropas sacaba una foto de su familia. Nos dijo que era la única foto de su hermano. Pablo le preguntó porque nunca había oído hablar del hermano de su abuela. Ella miro fijamente la foto y nos comenzó a contar una historia:

Ella vivía con sus padres y su pequeño hermano, pronto se mudaron a una casona antigua, los dueños murieron sin tener herederos por lo que todas sus cosas seguían ahí. Los hermanos acostumbraban jugar a las escondidas, un día encuentran una puerta cerrada marcada con una equis. Asustados corren donde su papá. Esté prueba todas las llaves de la casa, pero ninguna da. Decide romper la chapa sin tomar en cuenta el temor de su esposa o de sus hijos.

Al abrir la puerta encuentran una cama grande con sabanas limpias, juguetes para hacer feliz a cualquier niño, un ropero antiguo con un espejo brillante cerrado por dentro. El cuarto había sido hecho para el heredero de la antigua familia que nunca nació.

Poco a poco los hermanos dejaron de jugar a las escondidas. Su hermano solo pensaba en los juguetes que contenía el cuarto y pasaba casi todo su tiempo ahí sin hacer caso a nadie.

Se quedaba mirando al espejo y reía solo.

Su hermana preocupada se acerca y le pregunta porque todos los días hace eso.

Él le contó que cuando mira al espejo ve a otro niño, uno pequeño con rostro de viejo y con un sombrero y que sus pies eran en punta y que sus piernas podía enrollarlas.

Que le hacía señas para jugar.

Ella asustada le pregunta que hace con ese juguete raro en su mano, que lo regrese de una vez y no vuelva más ahí.

Él le dice que el juguete se lo dio el niño, que el niño le regalaba cosas, que cuando el mira al espejo, el niño tiene nuevos juguetes y los esconde debajo de la cama, luego el voltea y los encuentra ahí.

Le dice a su hermana que el niño los ha visto jugar a las escondidas y que también quiere jugar.

Ella le pregunta que está haciendo en este momento el niño.

Él le dice que se está escondiendo debajo de la cama y quiere que me esconda con él y que tú nos busques, dice que si me escondo me dará muchos juguetes.

Ella aterrorizada le dice que no lo haga, que se salga de ahí.

El hermano le dice que el niño ya no está, desapareció.

Ella escucha un grito y ve a su hermano siendo arrastrado debajo de la cama.

Ella corre para ayudarlo y cuando ve debajo de la cama, encuentra un muñeco vestido como él.

Sale corriendo, asustada a contarles a sus papás.

Ellos no recuerdan haber tenido algún hijo.

Pero abuela. Dijo-Pablo asustado. Como puedes tener una foto de tu hermano si no tienes uno.

Ella nos enseñó la foto y nos mostró la imagen de una familia, un padre sonriente, una madre orgullosa, una niña feliz y un niño sin rostro.

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