domingo, 22 de mayo de 2011

El amante

Saben…  hoy quise liberarme de todo, sé que no se dice mucho de mi falta de apego hacia las mujeres, ni de que como las trato. tal vez ellas, con las mismas que interactuó, ya sea en mi ciudad natal como en la que me encuentro ahora, tengan distintos puntos de vista que yo, y ese sea el motivo por el cual no logro concretar una relación amical con ellas, pero la verdad es que no logro entenderlas porque me cierro en un pasado tan presente en mi e imposible de olvidar, como ya lo he expresado repetitivamente todo en una sola mujer, pues decir su nombre ya no tiene gracia, y repetir sus delirios tampoco, yo sé que la mayoría como mujer se preguntaran más que todo cual fue mi error, y no en saber cuál fue el de ella, y que los hombres dirán: deja de escribir, no sigas mas con este sufrimiento, insensato, estúpido. Comenzarán a criticarme por cada lectura que doy, por cada párrafo que describa mientras cambia mi estado de ánimo, mientras me sienta más furioso y yo mismo trataría de destruir todo lo escrito al sentir tanta impotencia por no poder verla, por irse sin decir adiós.
Al resumir toda nuestra vida tendrán la oportunidad de ser espectadores en este limbo que me empuja a ella. Encontraba por la mañana al regresar a casa, en un armario olvidado, sin usarse hace muchas estaciones unos zapatos rojos, mirándolos por hora, puestos en la mesa, sin poder moverse por voluntad propia y describirme el paso de tan hermosa mujer, lo único que conseguí de ellas fue un papel maltrecho escondido en la punta, me relataba una historia en una laguna, ella amaba que la abrasen mientras el sol se ponía, le gustaba escuchar el viento soplar, saber que la necesitaban, que le susurren al oído, que le exclamen por amor. Fue una semana apasionada, y me pedía que la llevase algún día ahí. Mi mundo se destruía, mi opinión por ella no cambiaba, cogí su laptop. Sentado en la mesa con una copa de vino, me encontré con los relatos sexuales hacia ella y fotos donde lo único cubierto era la cama, en cada relato describía el rose de sus cuerpos y como ella le decía que lo amaba, decidí buscarlo, hacerle la vida miserable, reclamarle por lo que era mío. Lo encontré solo, sentado jugando ajedrez en una cafetería que estaba en uno de los relatos que el describía como sus puntos de encuentro, lo mire fijamente con miedo de no poder contenerme, regrese al siguiente día, y le propuse jugar, me dijo que se llamaba _ _ _ _ _, que para él no había mujer ideal, que todas vienen y se van y es lo que marca la belleza de las relaciones y no lo rutinario de las parejas… (ya avanzada la partida, el movía alfil por peón) me dijo que solo hubo una chica, con la cual se casaría, la conoció con unos zapatos rojos, un vestido que delineaba sus curvas, era demasiado coqueta como para estar encadenada a una relación,  me dijo que se llamaba _ _ _ _ _ _, que hace meses no la ve, pero que tiene esperanza de que lo vuelva a llamar, (con la torre en mano y queriendo destruirlo ahora mas, puse la torre al costado de su rey) jaque! Jaque mate!  Le grite, me sentía que lo tenía donde quería, nos hicimos “amigos” me conto el romance que tuvo con mi mujer, escuchándolo, asintiendo con la cabeza y odiándolo con el corazón. Me invito a su apartamento, solo tenía un colchón en vez de muebles, y me dijo que confiaba en mi, que a nadie más había invitado aquí, que la mujer creía que él era un emprendedor, aventurero, vestido en terno y galante, y a él no le importaba que ella este comprometida, pues entre ellos solo existía el calor de dos cuerpos amándose en armonía. Me sentía con rabia, le dije no la busques, pierdes tu tiempo, yo la mate, nunca más podrás verla, ella me envió aquí para decirte que nunca te quiso, aborreció cada momento, cada contacto que tuvieron, que solo me amo a mí, que después de matarla la enterré secretamente para que nunca pudieras encontrarla. Me miro entristecido, sin ningún orgullo que le quede, me dijo: los dos la amamos, tú le mostraste un mundo cómodo, de lujos que nunca podre pagar, le enseñaste a vivir como toda mujer se merece, en cambio, yo soy un soñador, tengo que sacar lo mejor de lo poco que tengo, aparentar para ser aceptado por personas como tú, ahora no tengo nada más que solo el recuerdo de una mujer. A los pocos días me entere que se suicidó, sentí alegría. Regrese a la tumba de _ _ _ _ _ _, Mande a construirla al costado de la laguna donde alguna vez quiso que la llevara, pero por el destino y por el cáncer que padecía nunca pude hacerlo. Saque una carta de mi bolsillo, la abrí cuidadosamente como le prometí que lo haría después de su muerte, era una carta dirigida a mí:
“Querido _ _ _ _
                Gracias por haber estado estos últimos 4 meses conmigo, me fui porque no quería que me vieras en este estado tan lamentable, quise internarme para regresar a ti lo más pronto posible y volver a ser yo, la mujer de quien te enamoraste, no de esta, la que sufre un mal, pero no va ser posible, los médicos me han dicho que tengo pocas posibilidades pero que no pierda la esperanza, sabes que siempre te ame, y sigo haciéndolo, sé que he hecho cosas malas y tal vez por eso estoy pagando ahora, pero te juro que no hubo un momento más feliz que cuando te conocí y supe que estaríamos juntos, quiero que sigas tu vida y continúes sonriendo siempre, como te conocí. “

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